La idea de escribir esta nueva entrada surgió de un
comentario en una entrada anterior sobre el románico (Más simple que el
mecanismo de un pincel). Pilar comentó: "Creo que el románico es el
precursor del arte abstracto", y en ese mismo momento empecé a realizar
una comparativa entre los dos movimientos pictóricos tan posiblemente parecidos
y tan distantes en el tiempo porque recordemos que el románico se desarrolla
entre los siglos XI y XIII mientras que el arte abstracto surge a principios
del s. XX.
El arte abstracto busca lo más esencial del arte (forma,
cromatismo y estructura). Intenta apartarse de la realidad, y no me refiero a
que no se base en ella, sino a que eligiendo modelos reales se aleja de la
reproducción fiel de lo natural (perspectiva, color, iluminación y espacio
real), todo lo contrario al realismo. Este cambio se produce por la aparición
de la fotografía, que plasma la realidad sin tener que acudir a pinceles, pinturas...
Todo esto fuerza al arte a evolucionar saliendo de la linea figurativa que se
llevaba a cabo desde el Renacimiento (principalmente en el arte de occidente) y
lo hace a partir de las vanguardias: el fauvismo y el expresionismo (liberan el
color) derivan en la abstracción lírica, el cubismo (se centra en la
conceptualización de la forma y la composición) da paso a las abstracciones
constructiva y geométrica.
Uno de los más grandes artistas de este movimiento fue el suizo Paul Klee,
maestro de la Bauhaus, que utiliza símbolos gráficos como las flechas para
"crear" movimiento en sus obras. Pero de él hablaré más adelante
porque una simple mención no basta para este maestro.
Por lo tanto, el arte abstracto podría ser una evolución
directa del románico ya que por la fotografía se "olvida", y lo pongo
entre comillas porque un buen artista siempre tiene presente todo el arte
anterior a su época, que es por lo que evoluciona, la manera de hacer las cosas
desde el Renacimiento hasta el s. XIX. El arte vuelve a la planicidad, la
esquematización y la falta de realismo.