sábado, 29 de marzo de 2014

El arte de la Ilustración

La fuente. Jean Auguste Dominique Ingres. 1856

Nos trasladamos a mediados del s. XVIII para hacer una revisión del Neoclasicismo, movimiento artístico unido a la Ilustración.
El arte neoclásico -movimiento de ideología burguesa- surge como reacción a la frivolidad del aristocrático rococó. Se asocia a los principios intelectuales de la Ilustración, comenzando en la rama filosófica y transmitiéndose posteriormente a toda la cultura (pintura, escultura, arquitectura...). Aparte de la filosofía, las artes sobre las que más repercusión tiene son la escultura y la arquitectura, ya que el Neoclasicismo se inspira, como su propio nombre indica, en el mundo clásico griego y romano y, por tanto, cuenta con más ejemplos para imitar que la pintura -la ejemplificación de la época clásica es prácticamente nula-. El Neoclasicismo desaparece en 1820 arrollado por el Romanticismo y su avance revolucionario.

Racionalidad, claridad, sencillez, equilibrio... son algunos de los principios de la Ilustración trasladados al lenguaje pictórico. La pintura neoclásica se caracteriza por un contraste violento en la luz y la sombra utilizando infinidad de matices y tonalidades de cada color para tales efectos. También se puede ver claramente una exaltación del color, predominante sobre el dibujo, y la omisión de las líneas de dibujo que son sustituidas por pinceladas sueltas de color.

La muerte de Viriato. José de Madrazo. 1807

Los grandes pintores neoclásicos son en su mayoría franceses (Jacques Louis David, Jean Auguste Dominique Ingres, Antoine-Jean Gros -discípulo de Louis David-, François Gérard...). En el resto de Europa fueron menos numerosos, pero no por ello menos importantes (Anton Raphael Mengs -Alemania-, José de Madrazo y Juan Antonio Ribera -España-, los británicos Gavin Hamilton y Nathaniel Dance, Angelica Kauffmann -Suiza- o Andrea Appiani y Vincenzo Camuccini -Italia-).

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